Jueves, 22 de abril de 1990.




¿Sabes qué?

Creo que he aprendido a caer.
Los moratones y las heridas ya no me duelen tanto como antes.
Bueno, no quiero decir que no me duelan, porque, sí, me duelen, y mucho, pero no es el mismo dolor de antes.
Es difícil de explicar con palabras, pero ¿de qué otra forma puede explicarse?

Porque las heridas de las que hablo son invisibles; no verás un corte en medio de mi cerebro ni en medio de mi corazón, pero quizá sí veas moratones, signos de caídas (estúpidas caídas) pasadas.
Y, sí, puede que no tenga demasiadas heridas (aparentemente), pero tengo un montón de esas invisibles que tardan en cicatrizar y se te quedan dentro para siempre.
Supongo que por eso he aprendido cómo caer y qué hacer para intentar levantarme.
La clave está en ir despacio, mirando bien lo que haces y lo que dejas atrás.
A veces puedes permitirte evitar mirar atrás, no es imprescindible, pero sí necesario en algunas ocasiones.

En fin, que he caído mucho, y sigo intentando levantarme de tropezones pasados, pero quiero seguir adelante y no pararme en cosas inútiles. Quiero intentarlo.


Me sorprende mi actitud optimista.
Creo que conseguir cosas que tu mente cree imposibles te da un empujoncito a seguir.


Gracias a la gente que se para a leer esto y, además, lo comenta.
Muchas gracias, de verdad.

2 comentarios:

St2 dijo...

nunca vi que alguien expresara tn bn algo que yo misma pensaba y sentia. has encontrado las palabras que yo llebo bucando durante mucho tiempo...
me ha gutado ver que alguine sabe lo que es...
bss

Tuyasabesquien u_u dijo...

*-*