Le miras 1, 2, 3... 10 segundos. No te mira, desvías la mirada.
Finges mirar hacia otro lado, o incluso estar haciendo algo.
Pero al cabo de un rato, notas su mirada penetrante clavada en ti.
No es una mirada cariñosa, amorosa.
Es una mirada fría, de odio.
Vuelves a mirarlo, despega sus ojos de ti.
Tienes ganas de llorar, de gritarle, de pegarle, de arrancarle los ojos, de quererle.
Pero no puedes.
Si él no te quiere, poco puedes hacer.
Puedes mirarle, gritarle en silencio, quererle, soñar, imaginar... sin saber ni siquiera qué piensa él de todo eso. Deberías pensar en decírselo, ¿no crees?
Sí, lo sé, tienes miedo de que salga mal, de que él te diga que quiere a otra, de que te haga caer, equivocarte... otra vez.
Pero, ¿has pensado en qué pasaría si te dijese que él también te quiere?
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5 comentarios:
Me encantan todos tus blogs!
Tienes talento tia, créeme :)
Un beso.
me encantan los textos: )
muaak
Humm..Me da que me tengo que hacer seguidora pero ya! :)
Genial,genial.
meencata todo lo que escribes! Un beso.
meencata lo qe escribes! un besoo
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