Miércoles 17 de Febrero de 1990.





Todo este tiempo he estado ayudándote, levantándote cuando te caías, confiándote todo lo que pensaba y hacía, sacándote de apuros, defendiéndote... queriéndote; ¿y así me lo pagas?
No mereció la pena pasar más de nueve años a tu lado, y ahora me doy cuenta.
Al principio todo iba bien, tú me hacías caso y eras (o fingías) ser mi amiga.
Me dabas lo bueno de ti, y yo te pagaba con la misma moneda.

Me dio igual que me dejaras sola una, dos... tres veces, seguía contigo.
Me dio igual que siempre fueras por delante de mí, seguía apoyándote.
Me dio igual que me clavaras puñales por la espalda, seguía defendiéndote.
Pero, ¿sabes qué?
Ya no me va a dar igual nunca más. Me va a importar hasta el más mínimo error que cometas, hasta el monosílabo menos importante que salga de tus cuerdas vocales.
¿Y por qué? Porque estoy cansada de ti, de tus mentiras, de tu cara de niña buena, de que me robes todo lo que tengo, de que me provoques rabia cuando te oigo mentir, de que me tomes siempre a broma... de que me quites la vida.

Lo peor de todo es que soy tan gilipollas que no soy capaz de decirte nada de esto a la cara.


...Solo pensar que tengo que verte la cara todos los días, muero.

2 comentarios:

yoli dijo...

...te entiendo... pero creo que debes sacar fuerzas de flaqueza y decirselo a la cara...

y mandarla a tomar x culo.

Anónimo dijo...

Tienes razón a ese animalejo sacatelo de encima, por eso yo deje de tener mascotas en casa...