Un ciclo sin final.



Corrimos y corrimos a través de aquellos espantosos árboles con las ramas putrefactas. Las sombras de los fantasmas del pasado nos perseguían por todas partes; parecía que no teníamos escapatoria. Entonces apareció una luz. Corrimos hacia ella, sin importarnos qué demonios se escondía tras ese extraño resplandor.
Habíamos pensado mal, la luz no tenía final. Llevábamos un buen rato corriendo a través del túnel luminoso y todavía estábamos en medio de ninguna parte. Pero allí ya no había fantasmas del pasado. Ni reproches. Ni mentiras. Ni malos pensamientos. Allí estábamos bien, rodeados de una calidez que nos sorprendió a ambos. Y, de repente, la luz empezó a desvanecerse cuando comenzaste a mover los labios para decir algo.
Volvieron las sombras del pasado con tus palabras. Volvió la putrefacción a nuestro alrededor. Volvieron todos aquellos fantasmas que nos habían arruinado la vida a ambos. Volvieron tus mentiras, por eso la luz terminó apagándose.
"Cállate ya", te dije.
Y un silencio incómodo nos envolvió a los dos con un extraño velo de melancolía.
Comencé a correr buscando la luz, pero ésta no apareció.
Entonces entendí que lo nuestro ya no tenía remedio; que nos quedaríamos atrapados en las sombras de mentiras y fantasmas del pasado para siempre.


Inspiración:

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento identificada con la mayoría de tus textos... Pero yo tengo la esperanza de que algún día esa luz vuelva. Es algo que nos llega a casi todas las personas.

Mart. dijo...

Me he estremecido con tu escrito, escribes genial! Y tu blog es brutal*.*
te sigo de cabeza, como para no hacerlo¡
un beso¡

Fauces dijo...

Claro, es que es dulce creer que todo va a ir bien, pero cuando es falso, hace mas daño aun. Aun asi, la luz vuelve si te alejas lo suficiente de esos labios que lo unico que consiguen es que todo vaya a peor.

palabras dulces ♥ dijo...

que bonito, me siento muy identificada con este texto, al final y al cabo esa luz siempre desaparece

Anónimo dijo...

Eres increíble chica...